Críticas/Crónicas

10 años de escultura JCAC


Texto de catálogo por Verónica Molas – 10 años de escultura JCAC – Córdoba, mayo 2003

El teatro de la crueldad


Esta revisión de más de 10 años de escultura permite apreciar algunos rasgos esenciales de la obra de Juan Canavesi, artista cordobés nacido en 1960. Cualquiera de las piezas de esta exposición podría ser el punto de partida. Sexo y poder atraviesan prácticamente todas las representaciones de ese gran “teatro de la crueldad” que Canavesi construyó desde la escultura y el dibujo a lo largo de los años. Sexo y poder, cuya simbiosis alcanza en sus seres, grados de perversión y perdición desoladores. Qué otra cosa podría ser más verdadera que sus creaciones, personajes mutilados, bestiales, surgidos de la alucinante fuerza expresiva de sus ensambles. Sujetos cargados de omnipotencia, como los altivos integrantes de su “Corte”, algunas de sus inefables y viriles “equus hembras” o sus imponentes “probadores de miriñaques”. Mujeres y hombres que ostentan la ambigüedad de los géneros. La forma del cuerpo humano es el campo donde el artista extermina las normas y cuestiona los mandatos sociales.
Nada es obvio en los personajes de Canavesi, modelados según la deformidad de sus almas. Ciertas constantes, como la violencia encarnada en la sexualidad, la corrupción y la brutalidad, están rigurosamente entrelazadas en su escultura. En tan sórdido paisaje, emergen las pasiones, muchas veces confundidas con el amor. Como en las figuras del grotesco humano de la instalación Amores corruptos, con las cuales invadió una casa deshabitada de calle Ituzaingó. Fue en 1990. Hoy, tamaña puesta erizaría los pelos. Presagiaba una degradación social que ahora nos resulta insoportable ver en la realidad.
Jirones humanos. Volvió a las instalaciones. En Huella, 1995, algunos de sus personajes lúgubres llevaban puestos los zapatos que el artista había encontrado camino a su casa, olvidados en un baldío por vaya a saber quién. Fruto de la fatalidad, pensaba entonces Canavesi. Una prostituta y un militar aparecían en este revoltijo humano, donde cada objeto real incrustado en la escultura daba pistas sobre la historia de su portador.
En 1993 Equus hembra exhibe a un escultor que celebra la armonía entre el objeto hallado y la creación propia, la mujer caballo. El realismo de estas imágenes se completó con dibujos que convertían en generosas las curvas de estas hembras, destacando su animalidad.
En Los otros rostros, de 1995, la escultura aparece cada vez más ligada al objeto. La caja es el aspecto formal que unifica al grupo de bufones, enanos y a un “eunuco acusador”; la puesta, con paños y clavos, se asemeja a un ritual. Los rostros de la mentira continuará años después, fines de 2001, la saga del horror. Una primitiva cara enlazada en una soga; una reunión atormentadora de cuchillos.
En medio de ambas series, los Probadores de miriñaques marcaron una reflexión sobre la masculinidad. El cuerpo del hombre completándose sobre la estructura de un traje femenino que sin embargo, no esconde al sexo. La Corte, una obra abierta, comenzó en el 2000 con Los amantes de la reina. Con estas piezas, Canavesi ha demostrado que a mayor cantidad de años como escultor, le corresponde más riesgo. Construye en los límites de la escultura con la mayor comodidad. El ensamble domina los elementos aparentemente dispares. El amante del rey, El Rey, el cocinero y su amante o El sueño del príncipe se definen por la conexión de sus partes. Son fragmentos, nobles armados de restos, apenas lo que simbolizan. Sus elementos constitutivos hablan por ellos. Otra vez, la forma del cuerpo es campo de acción. Donde el artista concreta su visión de la crueldad humana.