Críticas/Crónicas

Pleamar


Texto de catálogo por Verónica Molas / PLEAMAR – MAC Museo de Arte Contemporáneo – Salta, octubre 2005

Una vez más, y en el contexto de una nueva estética, Juan Canavesi experimenta con su obra a partir de la imagen del cuerpo. Esta muestra enlaza en el espacio de una instalación dos proyectos que corresponden a un mismo período en la obra del artista cordobés. Las aguas del mar han dejado en su paso restos de lo que fue Los abrazos (instalación de 2004 presentada en la Universidad Nacional de Córdoba): los torsos de los amantes, atravesados por los objetos que los sostienen (la silla y la cama), conviven ahora con movimientos marinos donde se impone la huella persecutoria y reiterada de una gráfica petrificada en el dibujo de un corazón.
La muestra es parte de una constelación mayor que abarca principalmente trabajos en esculturas y grabados realizados entre 2000 y 2005, y que se inicia con un trabajo de experimentación en serigrafía fotográfica en la Universidad Estatal de Nueva York, continúa en la instalación Ex voto en rojo (Museo Genaro Pérez) y más tarde se intensifica en la serie Libero cuore, que participó en salones y bienales de grabado (como el VII Salón de Arte Digital de Cuba, III Bienal de Gráfica Latinoamericana y IV Bienal ArteBA de Gráfica Buenos Aires), y en sus libros de artista (Centro de Arte Contemporáneo de Córdoba). Paralelamente a la producción gráfica el artista concreta figuras escultóricas. En los vaivenes del papel y el cemento fluye su obra más reciente.
Se vinculan en esta instalación dos lenguajes autónomos, la escultura y el grabado, para reunirse en una sola idea que remite al cuerpo-tótem primero y que se simboliza luego (volviéndose ausente en ese acto) en la figura de un órgano. Cuerpos cuya identidad sexual no está claramente definida _¿están vivos o yacen muertos bajo la envoltura?_ son, con toda su carnalidad, terrenos de violencia en las esculturas, y el corazón referencia etérea en las impresiones sobre papel azul y polietileno que se arrastra en oleadas.
En el punto de partida de su período gráfico, Canavesi había trabajado a partir de la imagen del pulmón. Pero su interés se desplazó más tarde al corazón, tomado del diseño de un sello común de librería. La presencia del corazón alcanzó a obtener un protagonismo casi absoluto, abandonando luego el cuerpo, para emerger con toda su carga semántica como un virus que se propaga hasta transformarse él mismo un cuerpo. Es esa imagen la que se pega a las hojas en esta instalación como huella perdurable. En la representación y giro de un órgano vital a otro (las vísceras como centro) el artista propone una imagen corporal en el sentido que le da José Miguel Cortés, como “huella de la historia emocional”, pero sobre todo, como lugar “donde se asienta el deseo”.

Verónica Molas